Hola, soy Konan, aunque algunos me dicen Konan Rogelia cuando quieren hablarme con respeto (como corresponde). Nací en una casa llena de gatos, pero mi historia no comenzó fácil: mi mamá biológica no quiso hacerse cargo de mí… pero la vida me tenía preparada una sorpresa. Mi tía, que acababa de ser mamá unas semanas antes, me aceptó como una más de sus crías. Gracias a ella, crecí fuerte, ronroneadora y un poquito malcriada.
Soy juguetona, me encanta morder colets, perseguir lagartijas y trepar hasta lo más alto del clóset para dormir sin que nadie me moleste. A veces soy regalona y duermo abrazada a mis humanos (con mantita, por favor), pero solo cuando yo quiero. También soy maestra en el arte de pedir comida con maullidos estratégicos y si me ignoras… bueno, prepárate para la mirada.
Hace un tiempo me enfrenté a algo difícil: un tipo de cáncer en el párpado por tomar demasiado sol. Fueron meses raros, con doctores y cosas que no entendía, pero al final me operaron y estoy bien. Perdí un ojito, sí, pero gané aún más cariño y atenciones. Ahora vivo como reina: sana, mimada, dormilona profesional… y lista para seguir conquistando corazones, uno a uno, desde mi rincón en lo más alto del mundo.



